Entre junio y agosto de 1945 varios submarinos alemanes aparecieron
sorprendentemente en aguas argentinas. ¿Qué hacían allí varios meses
después del fin de la II Guerra Mundial? Estados Unidos confirmó sus
peores temores: la Alemania nazi tenía un último reducto militar y
científico en la Antártida, la Base 211. Se pone en marcha, entonces, la
Operación Highjump, al mando del almirante Richard E. Byrd, destinada a
destruir el enclave germano bajo la excusa oficial de probar el
material militar en condiciones extremas de frío. Al mismo tiempo, y de
manera secreta, el capitán de submarinos Patrick Malone recibe la orden
de atacar la Base 211 como apoyo a la operación de superficie y como
«Caballo de Troya».
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