Este no es un libro en defensa de
Alemania. Es un libro en defensa de la Verdad. Tampoco es un libro
“antisemita” sea lo que fuere lo que se intente evocar con esa palabra
equívoca. Es una denuncia, ya formulada antes por otras personas fuera
de España, y muy pocas y muy parcialmente en España, contra ciertos
individuos y ciertas Fuerzas. Si la abrumadora mayoría de los individuos
sirviendo a tales Fuerzas resultan pertenecer a un grupo racial
determinado, ello no es culpa del Autor, sino de la naturaleza de las
actividades de tales individuos.
El
Autor tiene plena conciencia de que muchas de las aseveraciones
contenidas en este libro sorprenderán al lector. Pero, como puede
comprobarse en la referenciación y bibliografía de esta obra, se ha
procurado siempre, buscar la prueba de parte contraria, o, al menos, el
testimonio de personas absolutamente neutrales en relación a cada caso o
situación planteados.
Algunas
personas piensan que esta Edad de la Democracia Liberal o Popular es la
más adecuada a la naturaleza del Hombre (o del Ciudadano, o del
“Camarada”), que vive en el mejor de los mundos posibles. Una opinión
bien panglossiana. Esas mismas personas gustan de pensar “¡el confort
intelectual antes que nada!” que las guerras, revoluciones y catástrofes
que continuamente se producen en este Planeta feliz no son más que
accidentes, sin autores que los produzcan, ni Fuerzas que los canalicen…
En
este libro se sostiene una opinión contraria; una opinión basada en el
principio de causalidad. Y además, basada en hechos y en citas
procedentes del campo «liberal», no en teorías ni en frases entresacadas
de discursos de Hitler, de Mussolini… o del noventa y cinco por ciento
“como mínimo” de los celtibéricos profesionales de la pluma hasta
mediados de 1943. Las conclusiones del Autor serán consideradas como
contrarias al Viento de la Historia y, desde luego, como opuestas a la
Coexistencia y a la Paz… ¡Como si fuera posible la Paz sin la Justicia!
Por qué, ¡oh, ironía!, los feroces belicistas de 1939, los decididos a
luchar ó por Dantzig “hasta la última gota de la sangre de los demás”
son, ahora, los exégetas patentados e involuntariamente humorísticos del
Marxismo Evolutivo, que interpretan un bototazo de Krutschev o una
“boutade” de Kossygin como un síntoma de deshielo.
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